Ciencia y Fe

Como muchos sabrán, mi condición de divulgador de la ciencia con formación científica (los hay con formación periodística) y de creyente hace suponer a muchos que me ha de interesar a nivel casi profesional la interacción entre la ciencia y la fe, o la razón y la religión. Pues vaya por delante que no es el caso: no me dedico a lo que podríamos llamar "filosofía de la religión" o teología ni a la filosofía de la ciencia. Claro que eso no quiere decir que no tenga una opinión más o menos cualificada (eso cada uno lo podrá valorar) sobre estas cuestiones, y como de hecho me preguntan mucho, una de las líneas temáticas de este blog irá por esos derroteros. Y es que no creo que haya que dedicarse a una de esas filosofías para entender y explicar estas cuestiones, así que allá voy.

En futuras entradas entrare en cuestiones concretas. Aquí comenzaré por sentar las bases. Lo primero es que en este asunto, a veces delicado, practicaré la presunción de la buena fe, suponiendo que cualquiera que defiende una posición diferente a la mía tiene las mismas buenas intenciones. Prefiero equivocarme en este sentido que en el contrario, que sería lo de "piensa mal y acertarás".

Entrems en materia. No estoy de acuerdo con las bienintencionadas proclamas de que "ciencia y fe han de dialogar para llevarse bien". Creo que ha sido el exceso de diálogo lo que ha enmarañado muchas veces las buenas relaciones Además, "ciencia" y "fe" no son dos seres que pueden dialogar, sino que, como en mi caso, son dos facetas de una sola vida. ¿Cómo voy a dialogar conmigo mismo? No, el diálogo no va a solucionar ningún malentendido, sino provocarlos. Lo que hay que hacer es aplicar lo de "zapatero a tus zapatos" y procurar que cada ámbito vaya por su lado sin interferir con el otro.

Dicho esto, todos sabemos que la historia de los conflictos es larga, y además hoy muy actual. Por eso, no tengo más remedio que referirme a la interacción de ambos ámbitos. Lo primero es distinguir entre dos modos en que ciencia y religión pueden encontrarse, a veces enfrentados. El primero es realmente al que me refiero cuando digo que sería mejor que cada uno sededicara a lo suyo: se trata de cuando ciencia y religión se disputan la descripción de la realidad: cuando los científicos cientifistas pretenden que la ciencia es el único modo de conocer la realidad y niega la posibilidad de que existan realidades que se escapan a su método y a su ámbito de aplicabilidad, está extralimitándose y cualquier conflicto que de ahí se derive se podría evitar simplemente reconociendo esta extralimitación. En sentido contrario, cuando desde la religión se pretende hacer afirmaciones sobre realidades analizables científicamente, amparándose, por ejemplo, en una lectura literal de las escrituras,la extralimitación es también patente.

Sin embargo en el segundo modo de interactuar, no hay extralimitación cuando desde instituciones religiosas detentadoras de una autoridad moral o ética sobre sus seguidores se hacen juicios de valor sobre el comportamiento de personas en su quehacer científico o de la comunidad científica en general cuando se establecen reglas de juego susceptibles de una valoración ética. La ética que emana de una determinada religión, como cualquier otra que pudiera construirse en base a otros principios no necesariamente religiosos se dedica precisamente a eso: a valorar si es bueno o malo que se hagas las cosas de una manera u otra.

Esto se puede entender claramente con una comparación como la siguiente: consideremos en logar de la relación ciencia-religión la de deporte-religión.

Bienvenida

Bienvenido a este blog de blogs en el que yo, Erik, voy a publicar mis consideraciones de diversos temas. Aún tengo que descubrir cómo clasificar las entradas por temas, cuando lo haga estará más ordenado - por el momento nos tendremos que contentar con las etiquetas.

En cualquier caso, quiero hacer constar que las opiniones que aquí expresaré sólo representan mi visión sobre los asuntos en cuestión, y en ningún caso podrán ser atribuidas a las instituciones a las que pertenezco.

Dicho esto, adelante, sientéte como en tu casa y, sobre todo, opina sobre cualquier cosa cuando creas que puedes aportar algo interesante.